Sunday, November 20, 2005

El Flautista

Y esto fue lo que sucedió hace muchos, muchos años, en esta desierta y vacía ciudad de Hamelin, donde, por más que busquéis, nunca encontraréis ni un ratón ni un niño.



El Flautista

Los habitantes de la acaudalada ciudad vivían descorazonados desde que aquel flautista había embrujado a sus niños, haciendo que estos le siguieran a un paraje desconocido.
-¿A quién castigar ahora? ¿Quién haría la limpieza de las casas? ¿Quién barrería las calles? ¿A quién maltratar de palabras, cuando la comida sosa o salada?
Estas y otras preguntas no encontraban respuestas en los regordetes e insatisfechos moradores de Janelín.
- “Nuestras esposas no están hechas para el trabajo, por eso las conservamos esbeltas, saludables y hermosas” - así hablaba el alcalde, dirigiéndose a todos los hombres del pueblo desde la poltrona municipal.
-Tenemos que encontrar a nuestros esclavos , digo, a nuestros niños - agregó- mientras daban cuenta de los toneles de vino provistos para la ocasión. Y bebieron y bebieron hasta que Morfeo los envolvió en un misterioso y melódico sueño...
!Los niños retornaban alegres a la ciudad, qué felices estaban, y los ratoncitos, rompiendo el encantamiento, convertíanse en hombres fuertes y apuestos; al toque de la flauta de aquella extraña figura!
El sol estaba en su cenit. Los deslumbrantes rayos del astro rey herían despiadadamente los ojos del grupo que había pernoctado de cara al cielo. Unos a otros se despertaron asombrados y confundidos.
¡Se encontraban en un lugar extraño! ¡Y chillaron y chillaron como ratas, por sus desgracias!

Sentada en la cresta de la montaña de queso, El Hada les contemplaba impasible, mientras componía una nueva y meliflua melodía en su varita musical.


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