Sunday, November 20, 2005

Los Tres Cochinitos - cuento

Los Tres Cochinitos


Escapó de allí dando unos terribles aullidos que se oyeron en todo el bosque. Se cuenta que nunca jamás quiso comer cerdito.

Los Tres Cochinitos

Había una vez y dos son tres, que no era chocolate que era café.
Esta es la historia de tres cochinitos hermanos nacidos en un lugar de ley y orden, rodeado de bosques insondables, donde el humano jamás puso pie. Cuentan los lugareños, que en las noches más obscuras, sentíanse gritos extraños provenientes del bosque próximo, que atemorizaba a todos.
-¡El bosque está endemoniado! – exclamaban. ¡Es ese lobo mal nacido con sus aullidos infernales y sus correrías asesinas de medianoche! ¡No hay animal seguro mientras viva! – concluían.
Al morir el día, los tres cochinitos se guarecían en la débil y humilde choza que les daba cobijo.
-No hay miedo mayor que tenerle miedo al miedo- comentaban los cochinitos entre si. –El miedo es un bulto negro- solían decir para infundirse valor.
Y sucedió lo que era predecible. ¡La siniestra noche trajo consigo los diabólicos ruidos enunciadores de muerte! El fuerte viento se hizo cómplice de la desgracia, multiplicando a su paso los ensordecedores sonidos, aumentando el desconcierto entre los habitantes. !El pavor cundió en derredor! Todos a uno, cerraron herméticamente puertas y ventanas. No estaban seguros, ni aún en sus casas sólidamente construidas. El pánico a enfrentar lo desconocido les hacía blanco indefenso del agresor.
Así, transcurrieron las horas y los misterios de la noche dieron cabida a un nuevo amanecer. Los primeros rayos de sol pusieron mudez a la terrorífica algarabía , sinónimo de tortura para los humildes moradores.
- Todo pasó y no pasó nada- gritaban contentos mientras se reunían.
La ausencia de los tres cochinitos no extranó a ninguno de los festejantes. Hasta los recién llegados al lugar sabían que los tres cochinitos se alejaban del poblado por días y noches, especialmente en aquellas más lúgubres, cuando el miedo imperaba.

El viejo enterrador sonreía mientras daba la última palada sobre el montículo de tierra a sus pies. Lo sospechaba- se dijo para sus adentros – Siempre regresaban del bosque con su carga a cuestas, pero esta vez fueron ellos la carga.- !Fueron de cazadores y resultaron cazados! !Es la venganza del pobre lobo !
El golpe seco sobre la madera le indicó que el trabajo estaba terminado.
Leyó el epitafio en voz alta - ¡Puercos Asesinos!- y marchó feliz junto a los suyos.

¡La noche despertó lo que todos esperaban! ¡El fuerte viento se hizo cómplice! ¡Todos a uno corrieron !
¡Se repite!- gritaron.
Y abriendo puertas y ventanas de par en par, afinaron sus oídos para disfrutar: !El canto melodioso, cuasi celestial, que como hermoso concierto, llegaba en alas del fuerte viento desde el bosque, inundando sus corazones de gran gozo!.

!Y Colorín Colorado, éste cuento se ha acabado!

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